Cenotes mexicanos: Cómo descender al inframundo

Por: Paula Lermontov y Agustín Rébora*

Estas formaciones que se van multiplicando en toda la península de Yucatán, llegan a ser más de 2400. Las elegidas por turistas y buceadores son el Pitt y el Dos Ojos que se encuentran a unos 40 minutos de Playa del Carmen. Hoy los investigadores hallaron una conexión entre los sistemas Dos Ojos y Sac Antun, lo que la convierte en la cueva  inundada más grande del mundo.

En hispanoeamérica llamamos cenotes a los hoyos naturales que se  fueron formando paulatinamente cuando descendió el nivel del mar que  ocupaba toda la península de Yucatán en la última Era de Hielo. Según los geólogos, al bajar el agua, el suelo quedó  constituido de piedra caliza, la cual con el impacto de la lluvia, fue  desplomándose hasta forjar estos laberintos de roca. Los cenotes se dividen en abiertos, semiabiertos o cerrados.

El Pitt es un enorme cenote abierto en forma de cilindro con una profundidad máxima de 40 metros. A 28 metros puede observarse una nube de sulfato de hidrógeno que se forma por la descomposición de las ramas y de los árboles que, a lo largo de los años, caen hacia el interior de las cuevas.
Este entrecruzamiento de cuevas y vegetación, genera una confusión de ambos elementos: tierra y agua, por eso es un área muy apreciada por los buceadores para vivir sensaciones surreales bajo el agua. En el Pitt por ejemplo, la nube de sulfato recrea un escenario marino espectral y la haloclina (cambios en la salinidad del agua) le termina de dar al buceador la idea de estar ingresando al inframundo.

Por otra parte, cercano al Pitt se encuentra el Dos Ojos, hoy conocido como “la madre de todos los cenotes” por su unión con el Sac Actun. Dos Ojos tiene columnas de hasta 8 metros de altura, y no llega a más de 15 metros de profundidad lo que lo hace apto para cualquier persona que pueda manejar la flotabilidad y que se anime a vivir la experiencia de plena oscuridad durante la inmersión.


El agua de esta caverna tiene una visibilidad perfecta por su transparencia y, al tener una temperatura constante de 24º, desplazarse por ella resulta placentero. El recorrido se realiza con linternas para que puedan observarse formaciones rocosas, estalagmitas, cuevas, restos fósiles milenarios, entre otras particularidades. Así el buceo se va convirtiendo paulatinamente en algo similar a la vivencia de un sueño. “Las aberturas cavernosas que dejan pasar el sol de tanto en tanto para formar una cortina de luz, nos despierta para recordarnos que ahí hay superficie y estamos sumergidos en aguas sagradas” advierte el instructor especializado en cenotes, Miguel Abularach de Scuba Caribe Buceo.

La palabra dzonoot pertenece a la  lengua maya yucateco (Guatemala y Península de Yucatán). Es una palabra que está latinizada  dado que los mayahablantes utilizaban grifos e ideogramas para  escribir. Etimológicamente dzonoot refiere a lo sagrado, lo que está “más  allá”. Pero este más allá, no es un lugar vacío en  ninguna de las mitologías. No se trata de algo inmaterial, imperceptible e indescriptible, sino todo lo contrario de lo que está poblado de fantasmas,  guardianes y espíritus concretos y materiales. Para ellos bajo el agua existía efectivamente una población subacuática, poblada de demonios y servidores de estos  demonios: los doce Dioses de la muerte o Señores de la muerte. Es por esta cuestión que los cenotes fueron durante décadas fuente de ofrendas y  castigos y hoy siguen siendo motivo de investigación arqueológica de  gran interés para descifrar el complejo sistema preclásico a partir de  vestigios fósiles. A tal punto que recién ahora, tras 14 años de investigación, los especialistas del “Gran Acuífero Maya” lograron hallar la conexión entre Sac Actun y Dos Ojos, de 263 y 84 kilómetros, respectivamente, quedando de este modo una cueva inundada de 347 kilómetros, la más extensa del planeta.

Este lugar más allá de ser una belleza natural, es una zona poblada de misterios y secretos aún no revelados. Para descubrirlos la opción es sumergirse en él. Tanto, para buceadores profesionales como para visitantes amateurs, es obligatorio ir acompañados por un guía certificado porque se debe ingresar con los elementos de seguridad pertinentes (es un riesgo quedar atrapado por los muros que obturan el acceso a la superficie). Sin embargo es apto para “divers” de todos los niveles, siempre y cuando ajusten la profundidad a su categoría de entrenamiento.

* Paula Lermontov es viajera, periodista freelance y profesora de filosofia.

Agustín Rébora es viajero, fotógrafo profesional e instructor de buceo. Se especializa en fotografía subacuática.

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