1 de mayo de 2023
A Guillermo Reyes lo recordaremos como el ministro de Transporte que provocaba grandes expectativas y generaba titulares rimbombantes en los medios de comunicación, pero que al fin de cuentas no concretaba nada.
Fue un funcionario amable, creemos que siempre tuvo buenas intenciones y seguramente puso la mejor disposición en cada una de sus actuaciones, pero dejó más frustraciones que resultados.
Algunos dirán que tuvo que lidiar con una crisis aeronáutica muy compleja, y eso es cierto, pero vale la pena revisar algunos hechos y cómo fueron manejados.
Para empezar, la crisis no empezó en febrero, con el cese de operaciones de Viva. Se estaba incubando desde el año pasado y no la vio venir.
El 8 de agosto de 2022 Avianca y Viva solicitaron la integración, aunque desde abril de 2022 ya habían anunciado que el grupo de inversores dueño de Avianca había adquirido los derechos económicos de Viva.
El 8 de noviembre la Aeronáutica Civil y el ministro ofrecieron una rueda de prensa en la que se anunció que la posibilidad de integración se rechazaba "por riesgos para la competencia y los consumidores. (Pues) de permitirse la integración se reforzaría la posición en favor del ente integrado".
Ante los recursos presentados por las aerolíneas, el 19 de enero el Ministerio, en vez de ratificar o echar para atrás su posición, lo que hizo fue dejar sin efecto la decisión de primera instancia. Devolvió los expedientes y los mandó de nuevo a estudio.
Desde esa fecha Viva dijo de forma enfática: “El tiempo es ahora el principal reto para la supervivencia de Viva, pues la oportunidad con la que se tome la decisión es fundamental dada la imperativa necesidad de caja, que apremia la operación del día a día y pone en riesgo poder cumplirle a los cerca de 25.000 pasajeros que transporta diariamente a sus 28 destinos".
Sin entrar a discutir si la integración se hizo bien, no se hizo bien o es necesaria, aunque no se haya hecho bien… lo cierto es que pasaron los días y los meses, hasta que la bomba de tiempo estalló. Viva suspendió sus vuelos y dejó 21 aviones en tierra, en Colombia.
Solo dos semanas después, el ministro salió en La W a decir que la situación de Ultra Air era tan delicada que también podría llegar al punto de cesar operaciones. Lo advirtió él mismo, sin embargo, no tomó ninguna acción para evitar que se repitiera la historia de Viva. Y el 29 de marzo la aerolínea dejó de volar, con un anuncio de última hora que perjudicó de nuevo a los pasajeros. El ministro tampoco facilitó la creación del fondo de garantías para el crédito que quería hacer Ultra Air. Es decir, otra vez quedó la sensación de que se pudo haber hecho algo para evitar o por lo menos mitigar el golpe.
Después de la suspensión de operaciones de Viva, cuando iba a salir la resolución sobre la integración, anunció que lo haría el 14 de marzo y el documento solo se emitió el 21 de marzo. Para la segunda vez, para dar respuesta a las apelaciones, dijo que el anuncio sería el 14 de abril, pero solo se publicó el 26 de abril. Anuncios que no se cumplían y solo causaban incertidumbre y deseperanza.
Además, fue a San Andrés el viernes 7 de abril y se comprometió a que el lunes 10 publicaría dos decretos que traerían grandes alivios para el turismo en la isla. Los empresarios de San Andrés los siguen esperando. Solo hubo unos anuncios de medidas que se podrían tomar al declarar al archipiélago como Zona de Frontera y Unidad Especial de Desarrollo Fronterizo, cosa que se le venía pidiendo hace meses, pero hasta el momento de dejar el cargo de ministro, el señor Reyes no había logrado pasar de las ruedas de prensa a los hechos en este tema.
Finalmente, hay que recordar que el 30 de marzo el ministro de Transporte dijo que el Gobierno estaba estudiando la posibilidad de bajar el IVA para los tiquetes aéreos, lo que generó muchas publicaciones en medios de comunicación y una alta expectativa entre los empresarios del turismo, pero a los pocos días el ministro de Hacienda lo contradijo y fue cortante al explicar que esa medida se había tomado solo con motivo de la pandemia, pero que fue transitoria. Otra esperanza que terminó en frustración.
En una de las más recientes declaraciones del ahora exministro, durante el lanzamiento de la Feria Aeronáutica en Rionegro, aseguró que Satena iba a comprar 3 de los aviones de Ultra Air para ampliar su capacidad. Sobre eso nunca se pronunciaron ni Ultra Air, ni Satena, ni la Fuerza Aérea, de la que depende Satena. Consultamos fuentes de la aerolínea y nos dijeron que no saben nada de ese proceso.
Y la última, con la que se despidió: desde principios de abril empezó a decir que antes de terminar el mes, Viva y Ultra Air reanudarían sus operaciones. Desde este portal advertimos que eso era prácticamente imposible. Pero con sorpresa lo escuchamos repetir ese vaticinio. Hasta faltando una semana para terminar abril, sostuvo en medios que confiaba en que a más tardar el 30 de abril a las 12 de la noche, los aviones Viva y Ultra Air estarían volando. Nuevamente la gente se ilusionó y nuevamente la gente terminó frustrada.
Finalmente, y en defensa del ministro de Transporte, hay que decir que sus compañeros de gabinete lo dejaron muy solo. Por ejemplo, el clamor de prolongar la medida del IVA del 5% para los tiquetes aéreos se lo planteó Anato al ministro de Comercio, Industria y Turismo desde septiembre del 2022, cuando hubiera sido posible hacerlo. Pero esa cartera no se ha metido en la polémica. Tampoco el ministro de Relaciones Exteriores lo acompañó en el esfuerzo por declarar a San Andrés como Zona de Frontera.
Hay que desearle muchos éxitos al funcionario que llega al cargo, pues el país necesita que se tomen acciones para darle impulso al sector. El ministro que llega a reemplazar a Guillermo Reyes es William Camargo, de quien el Gobierno Nacional compartió una hoja de vida llena de estudios y experiencia en asuntos de carreteras y movilidad en ciudades, pero poco de temas aeronáuticos.
Ojalá este nuevo ministro no se ocupe tanto de salir a hacer anuncios y generar expectativas sobre todos los temas, y en cambio, logre concretar decisiones acertadas de forma rápida.
Porque toda esta historia nos hizo recordar al Chavo del 8 cuando planeaba cosas para los ratos libres con sus amigos de la vecindad. Con mucho entusiasmo decía “Sí, y que jugábamos, y que yo hago tal cosa y que zaz…”, pero al final, no salía con nada.
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