Por Jaime Rull (Presidente del Comité Organizador FITE y Vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Ciudades Turísticas)
Hoy, no quiero hablar de cifras, solo haré una breve pero importante radiografía del sector turístico en el país para que en conjunto reflexionemos, busquemos y encontremos soluciones, recuperando la pregunta que hacia el 2010 ya tomada de la obra William Shakespeare: ¿ser o no ser?
El sistema gremial está por completo debilitado, en algunas zonas en la práctica desaparecido (Cámaras de Turismo, Asociaciones y Federaciones), un Ministerio de Turismo sin rumbo en los últimos años, desde Gobiernos Seccionales se han creado diversas Empresas Públicas o mixtas de Turismo o Bureau de Convenciones que no tienen los presupuestos y/o los especialistas adecuados, y finalmente no existe una mesa de trabajo que una al sector privado y al sector público en relación a un objetivo común: el turismo.
El resultado es claro para todos, queramos o no reconocerlo, el Ecuador en su conjunto es una de las mejores alternativas turísticas del mundo, por el contrario es el único país de Latinoamérica (a excepción del caso especial de Venezuela) que mantiene por tres años consecutivos 2015, 2016 y 2017 cifras negativas (decrecimiento en la llegada internacional), con la consecuente pérdida de ingresos y su distribución en la sociedad, ya que el turismo nacional solo produce la circulación del dinero interno, de una mano a otra, y no el incremento de ese dinero circulante al proceder de otros países como en el caso del turismo extranjero (alrededor de 1.000 dólares por cada extranjero que llega quedan en el país). No hace falta hablar de ejemplos conocidos por todos.
Como Usted debe conocer, la Feria Internacional del Turismo en Ecuador “FITE” fue creada el año 2001, inició en Quito el 2002, desde el 2004 se realiza en Guayaquil, y este año cumplirá la XV edición -15 años-, afectada por la falta de apoyo y de presupuesto en estos tres últimos años. Siendo la feria bandera, reconocida en cuatro continentes, también ha sido debilitada, aunque contra “viento y marea” se ha mantenido bajo iniciativa personal y de un pequeño equipo de trabajo, no como ocurre en todos los países del mundo, donde a este tipo de iniciativa y de certamen se suman recursos económicos y apoyo participativo e institucional, tanto del sector público como del privado, por cuanto la visión conjunta es la de fortalecer el turismo y prosperar con él como una de las mejores herramientas del desarrollo de un país y de quienes viven y trabajan en él.
Como decía al inicio, hasta aquí una breve radiografía de la realidad.
La pregunta se repite: ¿Queremos o no ser un país turístico? ¿Queremos o no lograr el desarrollo y la sostenibilidad turística en Ecuador? ¿Es posible el diálogo, la suma de iniciativas y la búsqueda de soluciones o simplemente seguiremos en la misma trayectoria?