10 de noviembre de 2020
Por Gabriel Pareja
Son 15 kilómetros exactos entre San Onofre y el pequeño corregimiento de Rincón del Mar al lado del mar Caribe.
La experiencia comienza tomando una moto taxi en un trayecto que tarda unos 25 minutos para llegar a uno de los lugares más inexplorados de Colombia.
Este pueblito solo tiene una calle, de arena, donde todo sucede, la vida social, las viviendas de los nativos, los pequeños hostales, los niños jugando y preparando sus bailes de la región, las tiendas de abarrotes y los viejos sentados en sus sillas.
Hasta hace pocos años vivía de la agricultura y la pesca y actualmente están desarrollando su economía por medio del turismo.
Este pequeño rincón logra deslumbrar por la tranquilidad de sus aguas y la belleza de sus playas; pero además por el puente de madera que cruza la entrada a la ciénaga y los manglares y la selva intocable donde termina el pueblo.
Langosta, arepa e huevo, caracol, una hamaca entre las palmas y almendros y una cerveza se incluyen dentro de la variedad de actividades que se pueden ofrecer en la playa.
Otro de los atractivos del destino es su cercanía con las islas de San Bernardo, desde allí es posible visitar Isla Palma, Múcura, el Islote de Santa Cruz y terminar en Tintipán. Y para la noche plancton luminoso, característica que se encuentra en estos lugares.
Las playas se encuentran en reapertura controlada y abiertas al turismo, bajo medidas preventivas y de bioseguridad.