Ayacucho: El destino de Semana Santa en Perú

Uno de los destinos de Suramérica que más interés despierta en la temporada de Semana Santa es Ayacucho, una ciudad ubicada en el norte de Perú. La entidad de promoción de ese país, Promperú, nos ha enviado una reseña que hemos decidido compartir con nuestros lectores:

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Hay que vivir la Semana Santa de Ayacucho al menos una vez en la vida. Una de las manifestaciones religiosas más emblemáticas de los bellos Andes. En el Perú es muy famosa por ser una fiesta ideal para los jóvenes que buscan salir de la rutina en los días de feriado, y que terminan siendo conmovidos por la impresionante manifestación de devoción, simbolizada por una majestuosa anda piramidal de más de 10 metros de altura, iluminada por 3 mil velas, y que es apreciada en todo su esplendor al alba del Domingo de Resurrección.

A 45 minutos en avión desde Lima se encuentra Ayacucho, más conocida como la ‘Ciudad de las Iglesias’ y la ‘Capital del Arte Popular y de la Artesanía del Perú’.  Por estos días, la ciudad se prepara para las celebraciones de Semana Santa, una de las fiestas religiosas más importantes del Perú y una excelente oportunidad para conocer la ciudad.

Se trata de diez días de actividades alegóricas que inician el Domingo de Ramos y terminan el Domingo de Pascua. Durante estos días, la población y los turistas participan de las ceremonias religiosas y procesiones, así como en actividades culturales, artísticas y gastronómicas.

Su encanto colonial y atractivos naturales e históricos hacen de Ayacucho una ciudad perfecta para recorrer a pie. La Plaza Mayor, en el centro de la ciudad, es una de las más grandes y elegantes del Perú y se encuentra rodeada de edificaciones de los siglos XVI y XVII que se caracterizan por sus arquerías de piedra en el primer nivel, sus pilares con balaustres en el segundo nivel y sus techos de tejas de arcilla roja. En el perímetro se encuentran casonas encaladas o con piedra blanca expuesta y las sedes de la Municipalidad, la Prefectura, la Corte Superior de Justicia y la Universidad Nacional de Huamanga.

Entre las 33 iglesias de arquitectura colonial que posee, Ayacucho presenta una imperdible ruta para visitar ocho de ellas iniciando con La Catedral, ubicada en Plaza Mayor y siguiendo con los templos de Santo Domingo, Santa Teresa, Santa Clara de Asís, Compañía de Jesús, Santa Ana, San Francisco de Asís y San Agustín. Consagrada a la Virgen de las Nieves, la catedral fue construida en el siglo XVII y su estilo mestizo combina elementos renacentistas y barrocos. La sobriedad de su fachada contrasta con la riqueza del interior y con sus diez retablos bañados en pan de oro.

Arte

Ayacucho es tierra de artistas. Muy conocidos son los retablos ayacuchanos, cajas en forma de casa con dos puertas que en su interior guardan escenas de la vida andina; y que en los últimos años también representan distintas temáticas.

Otra joya de la artesanía peruana son las tablas de Sarhua, elaboradas en el distrito ayacuchano del mismo nombre. Estas son piezas de madera que sirven de lienzo a las historias contadas por maestros artesanos, que continúan un legado prehispánico.

Otras expresiones son los tejidos en telar, la cerámica, las tallas en piedra de Huamanga y los trabajos en hojalata, platería y filigrana. El barrio de Santa Ana concentra la mayor cantidad de galerías y talleres artesanales.

Gastronomía

A media hora  de la ciudad existen históricos y grandiosos lugares imperdibles. Entre ellos se encuentra el complejo arqueológico preincaica de Wari, de 400 hectáreas, y que alguna vez alojó a 40 mil personas. Otra parada obligada es el pintoresco pueblo de Quinua. Aquí se puede aprovechar para comprar lo mejor de la artesanía ayacuchana. A 10 minutos a pie se llega al campo que fue escenario de la famosa batalla de Ayacucho, último enfrentamiento entre las fuerzas coloniales e independentistas sudamericanas (9 de diciembre de 1824), y donde se erigen varios monumentos, siendo el que más destaca un gran obelisco de 44 metros, en honor a los héroes caídos.

La gastronomía local tampoco queda atrás. Destacan la puca picante, un potaje de papas con maní tostado molido. El plato tradicional de Semana Santa es el chorizo ayucachano - preparado con carne molida de chancho- símbolo de la abundancia y que se puede degustar en las ferias gastronómicos y restaurantes de la zona.

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